27 mar 2014

Making your mind up

No es que sea una entrada en inglés, o que inste a mis colaboradores a decidirse a escribir en este blog, ¡para nada! Es el título de una canción que Parchís covereó hace algunas décadas (¡décadas!) y que resulta ser una de mis favoritas: Me vas a volver loco
¿Y qué carambas tiene que ver con nada? Ah, pues, por si no lo han notado, esto se llama RecuérdaTe y yo me recordé a mí misma cantando y bailando por la casa toooodos los discos de Parchís. Pero sobre todo, recordé que esa rolita se me hacía profética: cuando creciera y tuviera un novio, seguramente me pelearía con él, y definitivamente, tenía que ser como Tino. 
Enamorarse significaba entonces, jugar en el parque, compartir el chicle (sin besos salivosos de por medio), cambiarle mi sándwich por un Chocotorro, y sentarse juntos en la escuela. O eso se me hacía que era. Porque a la mera hora, salía corriendo cuando un niño me preguntaba si quería ser su novia. Corría despavorida en las kermeses si veía que alguien quería llevarme al "registro civil". Y también soltaba alguno que otro puñetazo cuando se me acercaban demasiado. Total, que yo le corría a "enamorarme", literalmente.
Eso sí, me la pasaba soñando e imaginando que conocía a Tino y que nos enamorábamos y me cantaba canciones bonitas y corríamos tomados de la mano por una pradera desconocida española… 
Sip, ¡era tan bonito pensar en el amor cuando era niña…!
No me malentiendan, ahora estoy rete enamorada, es sólo que la versión de Parchís se empieza a ajustar a lo que vivo ahora: ¿vamos al cine? ¡No! ¿A pasear al parque? ¡No! Tampoco quieres ir hoy a bailar ni a ver dónde se mete el sol… 
Voy a volver loco a mi marido. Pondré mil veces a Parchís, nomás por no dejar. O mejor a los Bucks fizz…  ¡Meh! Antes digan que me decidí a escribir en el blog. :P


https://www.youtube.com/watch?v=pACePi441ds&feature=kp

11 feb 2014

Harto consuelo su memoria

“Recordar es volver a vivir” es, hoy en día, un lugar común. Recordar, en efecto, no es sólo recuperar algo que está guardado físicamente, como en una memoria USB. No es sólo imaginar, soñar lo ya vivido y rememorarlo, sentirlo de nuevo.

Más allá, al recordar se genera nueva información, los recuerdos obtienen nuevos sentidos y significados, nuevas asociaciones, se cargan de otras emociones nuevas. Recordar es vivir, pero no volver a vivir, sino vivir algo nuevo, pero en un punto en que se intersectan lo soñado —lo imaginario ya vivido— y la vida en proceso, la nueva vida.

Y dice Antonio Machado:
Entre el vivir y el soñar
hay una tercera cosa.
Adivínala.

Explica el poeta en otro sitio que “Tras el vivir y el soñar, está lo que más importa: el despertar”. 

¿A qué viene a cuento el despertar según Machado, con los recuerdos? Pues en su Tesoro de la lengua castellana o española (1611), nos dice Sebastián de Covarrubias que recordar es “despertar el que duerme”.
Capturado de la consulta en el Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española 

Y justamente así usa Jorge Manrique el verbo recordar en el primer verso de las “Coplas por la muerte de su padre”, para mejor recordarlo (o acordarlo, que es la palabra que usa él para rememorar); aquí un fragmento (y una versión musicalizada por Paco Ibáñez):
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
[…]
Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio
(el cual la dio en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió,
dejonos harto consuelo
su memoria.